Crómlech de los Almendros…. Hay pocos lugares con una mística tan poderosa que ni siquiera el tiempo mismo puede cambiar. La finca de Almendres, situada en la parroquia de Nossa Senhora de Guadalupe, alberga con orgullo uno de estos raros monumentos. Uno de los mágicos y viejos tiempos olvidados. Juega con nuestra imaginación y nos transporta a sus orígenes. Un recuerdo vivo que le espera cerca de Évora y que es conocido en todo el mundo.
Hace aproximadamente 7.000 años, durante el período neolítico, la Península Ibérica fue testigo del progresivo sedentarismo de sus pueblos. Desde cazadores que seguian las migraciones estacionales de sus presas, los seres humanos empezaron a cultivar sus propias tierras y a criar sus propios animales para pastorear y comer. Así, las poblaciones con raíces seguras y personalidades bien definidas comenzaron a crecer. Eran diferentes, según los lugares donde se asentaban y las tradiciones que poco a poco desarrollaban.

Crómlech de los Almendros – desde la prehistoria hasta hoy
El Crómlech de los Almendros (Cromeleque dos Almendres, en Portugués) es un claro reflejo, y de proporciones gigantescas, de la época del encanto pagano, conocida como Nueva Edad de Piedra. Construido hacia el amanecer y el atardecer, este recinto megalítico (mega=grande; litho=piedra) está situado en una suave pendiente en la finca de Almendres. Un lugar que podría representar muy bien el Alentejo.
Formado por dos recintos distintos, construidos entre finales del sexto y el tercer milenio a.C., este crómlech es uno de los monumentos megalíticos más grandes e importantes del mundo. Es mucho más antiguo que el famoso Stonehenge. En su apogeo, el complejo arqueológico del Crómlech de los Almendros contaría con más de un centenar de monolitos, piedras de granito de diversos tamaños. Todo ello en forma circular o elíptica. De las cien, hoy quedan noventa y cinco, en perfecto estado de conservación. Y puede visitarlos cada vez que le apetezca.
El Crómlech de los Almendros se erigió en 3 etapas. Los 3 círculos concéntricos de monolitos con forma de huevo se remontan al Neolítico Temprano. El complejo de 2 elipses irregulares fue construido durante el Neolítico Medio. En la última parte del Neolítico, ambos recintos fueron modificados en la forma que conservan hoy en día.

Aunque los monolitos en su mayoría tienen una forma ovalada, hay muchos megalitos (piedras más grandes) con una forma fálica. Una de estas piedras levantadas es enorme. Íntimamente ligada al cromlech, pero aislada de él, esta piedra se llama Menhir de los Almendros (Menir dos Almendres, en Portugués). Durante el solsticio de verano, visto desde el crómlech, el Menhir de los Almendros señala el amanecer.
Aunque la verdadera función del Crómlech y del Menhir de Almendros no está clara, el fuerte vínculo que ambos tienen con la agricultura y el pastoreo parece ser innegable. Uno de los historiadores más importantes de Portugal, el difunto profesor José Hermano Saraiva, creía que la impregnación del vientre terrenal con falos de piedra era una especie de culto a la fertilización de la tierra con el cultivo en mente.
El Menhir y varias otras piedras erigidas del Crómlech de los Almendros tienen decoraciones en relieve que también nos recuerdan el arado y el pastoreo. Se denominan báculos, es decir, grabados con forma de bastón de pastor. Otros grabados predominantes en los menhires de este monumento son las líneas onduladas y radiales, los círculos y los hoyuelos. Hoy, los menhires están todos numerados. Los más destacados son los números 5, 13, 48, 56, 57, 58, 64 y 76.

El Crómlech de los Almendros fue descubierto en 1964 por el investigador Henrique Leonor Pina, mientras trabajaba en el mapa geológico de Portugal. En Portugal, fue clasificado como propiedad de interés público en 1974, siendo el mayor recinto de menhires de la Península Ibérica. En 2015, fue reclasificado como Monumento Nacional. Hoy en día, forma parte del Circuito Megalitico en Évora y Alentejo.
Rodeado de un aura de misticismo y encanto, el Crómlech de los Almendros es una verdadera máquina del tiempo. Caminar por los menhires es volver a un período simple y tranquilo, la era de los druidas y el vínculo con la naturaleza. Venga solo, en pareja o con su familia. Venga a la Finca de los Almendros y disfrute de un día sereno y revitalizante inmerso en la historia.

En el Vitoria Stone Hotel, Évora, la decoración y los servicios están inspirados en el patrimonio alentejano. Esto incluye, por supuesto, los monumentos megalíticos y la asombrosa cocina.
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