
Siempre que camino por el centro histórico de Évora, me doy cuenta de los detalles en que no me había aún fijado a lo largo de casi 40 años viviendo en la ciudad. Esté atento a lo que ay al su alrededor, sin olvidar todos los pormenores. Así, es fácil entender la razón porque Évora es patrimonio mundial Unesco.
Hablando en mundo, los viajeros que ya han visitado el Brasil van a encontrar semejanzas obvias entre la arquitectura de Évora y la de ciudades como Salvador da Bahia. Un poco de Alentejo en América del Sur.
Évora Unesco – ciudad museo patrimonio mundial
Considerada una ciudad museo, Évora mantuve hasta hoy su encanto tradicional en todo el centro histórico, dentro de las murallas en estilo Vauban construidas en el siglo XVII siguiendo el diseño del ingeniero francés Nicolas de Langres.

Mucho más tarde, hace 20 siglos, los Celtas dominaban la región y, así se cree, una de sus tribos, los Eburones (de Eburos, la palabra celta para tejo, una especie de árbol), estibe en la origen del nombre Évora.
Durante el importante dominio romano, Évora se llamó Liberalitas Julia. En esa época se construyó el monumento más conocido de la ciudad, el templo Romano, en uno de los puntos más altos de la ciudad.
Otros pueblos importantes en la construcción del patrimonio Unesco de Évora fueron los Visigodos, que hicieron modificaciones a la muralla defensiva, pero también los Moros. Estés también mejoraron las defensas, añadiendo portones fortificados incluso un casbah.
Además de estes vestigios arquitectónicos, los Moros aún hoy marcan su presencia en algunos nombres de calles de la «mouraria», en el centro histórico Unesco de Évora. Los nombres sobrevivieron incluso a la reconquista cristiana.
Otra de las marcas del pasado que hacen de la ciudad patrimonio mundial Unesco es la Catedral de Évora, el más conocido edificio del periodo medieval. Su construcción se inició en 1186 y terminó en los siglos XIII-XIV.

Estés edificios, nuevos o hechos por encima de antiguas construcciones, tienen en común el conocido estilo Portugués Manuelino. Este mismo estilo también fue utilizado para otras construcciones ya en el siglo XVI: Palacio dos Condes de Basto; Iglesia dos Cavaleiros de Calatrava; Conventos del Carmo, de la Graça, de Santo Antão, de Santa Helena do Monte Calvário,…
De hecho, el siglo XVI fue muy importante para Portugal y para Évora. El Acueducto Agua de Plata (Aqueduto da Água de Prata) fue construido en 1537 por Francisco de Arruda. También han surgido muchas de las fuentes que aún hoy existen, siendo la más conocida la fuente de la Plaza de Giraldo. Además, a nivel intelectual y religioso, Évora pasó a tener una influencia aún mayor en Portugal.

Ya en el siglo XVIII, en 1759, el Marquês de Pombal fue determinante para el inicio del rápido decline de Évora al expulsar la Compañía de Jesús de Portugal.
Évora Unesco – más allá de los monumentos
La determinación de Évora Unesco patrimonio mundial fue posible gracias a todos los monumentos y circunstancias hasta ahora mencionados. Pero no podemos olvidar también algunas bellas casas patricias importantes como la Casa Cordovil y la casa de Garcia de Resende (autor del Cancionero General, publicado en 1516).
Sin embargo, lo que hace de Évora una ciudad verdaderamente fascinante y singular es el conjunto de pequeñas casas de todo el centro histórico, esencialmente construidas entre los siglos XVI y XVIII. Pintadas de blanco (para reflejar los calientes rayos solares de Alentejo) y cubiertas de tejas rojas o con terrazas, estas casas merecen un paseo lento por las estrechas calles medievales.
Recorriendo las calles se descubre la verdadera Évora, buscando detalles de hierro o azulejos, caminando a pie en las calles de piedras irregulares en la sombra.
No es solo en las llanuras… La tranquilidad del Alentejo también vive aquí.