
Mirar el Templo Romano de Évora, también conocido (erradamente) como Templo de Diana, es como regresar al pasado y idealizar tiempos remotos. Es uno de los más importantes marcos históricos de Évora, si no el más importante, siendo también uno de los más visibles símbolos de la ocupación romana en la ciudad.
De estilo corintio, fue construido en el inicio del siglo I, d.C., y se sitúa en el centro histórico de la ciudad, más precisamente en el Largo Conde de Vila Flor, cerca de la Catedral de Évora, la Biblioteca Pública de Évora, del Fórum Eugénio de Almeida, del Museo de Évora y de la bellísima Posada de los Lóios (Pousada dos Lóios).
Cuando visitar Évora, este será un circuito bastante interesante para se hacer en un día. Le sugiero también un paseo por el Jardín de Diana (Jardim de Diana) para relajarse, beber una bebida refrescante y deleitarse con la magnifica lista sobre la ciudad y la llanura de Alentejo que la rodea.

Con el pasar de los tiempos, el templo fue sufriendo varias destrucciones y alteraciones en su utilización práctica. En el siglo XIV, por ejemplo, servía de caja fuerte al castillo de la ciudad de Évora. Más tarde, fue modificado para servir de matadero.
En la segunda mitad del siglo XIX fue alvo de una gran restauración, cuyo objetivo fue devolverle el trazado original, su dignidad como monumento. Finalmente, en el siglo XX, cuando se hicieron nuevas excavaciones, se encontraron vestigios de un pórtico que estaría rodeado por un espejo de agua.
A pesar de todas las modificaciones y destrucciones, el Templo Romano de Évora mantiene su plano original. Este majestuoso monumento tiene una forma rectangular. La base (el podio), hecha de grandes bloques de granito y con cerca de 3,5m de altura, está casi intacta.

Hoy en día, podemos ver el podio casi completo; la escalinata, en ruinas; en la parte norte, seis columnas intactas soportando aún el arquitrabe original, a pesar del rigor de los tiempos pasados; y en las laterales, siete columnas más (cuatro a este y tres columnas completas a oeste).
Podemos ver además, a los fines de semana, parejas recién casadas posando para intemporales fotos en Évora, que les acordarán no sólo su unión pero también la imponencia de este grandioso templo. Además de estos, los turistas que llegan siempre, los recién licenciados de la Universidad de Évora, los enamorados,… En fin, todos cuantos quieren un recuerdo de un monumento que atraviesa los siglos.